Madrid a 29 de Julio de 2013
Estimada Sra:
Ante todo quisiera manifestarle
mi gratitud por la gentileza que ha tenido al contestar a mi anterior correo
electrónico.
Le agradezco sus explicaciones
pero le aseguro que están absolutamente alejadas de la realidad y nada es como
usted lo cuenta. No dudo que la que usted me da sea la versión que le gustaría
a El Corte Inglés que la gente creyera sobre la situación de la que hablamos,
pero creo que está profundamente equivocada.
Lo cierto es que El Corte Inglés
forma parte de un conglomerado de empresas que se va a quedar, si algún juez
sensato no lo impide, con la gestión de algunos hospitales públicos por 10
años, en una modalidad de "entrega" de esta obligación de las administraciones
públicas en virtud de la cuál para nada cuenta
la supuesta especialización o experiencia de cada empresa (los TIC en
el caso de ustedes) pues no se trata de una concesión o un contrato por un
servicio, que es como usted quiere convencerme de que se establece esa relación
comercial, no, sino que El Corte Inglés, junto con las
demás empresas con las que forma holding, recibirá un dinero, mucho, para dar
atención sanitaria especializada a una cierta cantidad de ciudadanos, los que
viven en el área de influencia de dichos hospitales, en los 10 años
por los que se fija el contrato. Ese pago se basa en una estimación bastante arbitraria sobre un
cierto "cápita" (es decir, la media de gasto por habitante que se
calcula necesaria para dar esa atención en el tiempo establecido) sin que la empresa,
El Corte Inglés, tenga que justificar si se lo gasta o no y en qué lo hace.
Como resulta que su empresa, como las demás que concurren (bancos, empresas de la construcción salpicadas de la Gürtel, multinacionales de turismo sanitario, etc), no son
organizaciones solidarias, ni filantrópicas, ni ONG´s, además de no tener ninguna experiencia en
gestión sanitaria, sino que trabajan con el objetivo de
obtener ganancias y cuántas más mejor, con seguridad no dudará en
"ahorrar" todo lo que pueda de la bolsa que estos
lamentables políticos que rigen la Comunidad de Madrid les va a entregar, por el sencillo motivo de que cuanto menos gasten en dar atención de
calidad y en su cantidad precisa a los ciudadanos más grande será el beneficio
de sus accionistas, que para eso trabajan.
¿Que cuál es el resultado de esta
situación? Lo entiende cualquiera: peor atención, más barata y con menos
recursos para la asistencia a los ciudadanos. Desconozco los cálculos
de cualquiera pero yo lo tengo claro: si mañana
debiera someterme a una intervención quirúrgica o a un tratamiento
sofisticado, largo y costoso, lucharé por encima de todo porque me atiendan en
un hospital en el que el gerente no se lleve tanto más dinero para su empresa
cuánto menos se gaste en mí. No sé si me comprende. Seguro que usted, y
cualquiera que tenga dos dedos de frente, elegiría lo mismo que yo.
No dudo que la modalidad
contractual que comenta y en base a la que me quiere hacer creer que se basa el
contrato que le ha adjudicado a El Corte Inglés, junto a OHL y Ribera
Salud, la gestión de los hospitales Infanta Leonor (Vallecas) y
Sureste (Arganda del Rey), esa misma que se fundamenta en el principio
"usted se compromete a darme servicios informáticos y yo le pago equis", la
haya desarrollado El Corte Inglés en multitud de ocasiones con todo éxito y,
sinceramente, creo nunca debiera haberse salido de ese guion
de relación comercial en su afán de seguir brindando servicios
remunerados a la sanidad pública, pues ese sistema no tiene por qué ser nocivo
para la salud ni dañar los derechos de los ciudadanos a recibir una atención de
salud de calidad y equitativa, si se le aplican los controles y las garantías
adecuados. Como ejemplo que ayuda a visualizar lo distinta que es aquélla de la
que emprende ahora, constate usted misma que nunca ese tipo de actividad
en formato de "contrato por la realización de un servicio", tan
acometida por El Corte Inglés como usted dice, ha recibido el
rechazo unánime de la ciudadanía y de los profesionales sanitarios como lo
merece esta.
No tenga ninguna duda de que
la gestión basada en el ahorro y en el beneficio económico de quien
gestiona es un desastre para los derechos de los ciudadanos y para su salud.
Permítame que le dé un ejemplo: en el Reino Unido, en 2009, se hizo público el
resultado de la investigación sobre la gestión del hospital Mid Staffordshire
que se llevó a cabo después de que las autoridades sanitarias advirtieran de
que en ese centro habían muerto entre 400 y 1.200 personas más de lo que se
debería esperar según las estadísticas. Este estudio, elaborado por una
comisión dependiente del Ministerio de Sanidad británico, determinó que en la
gestión del hospital había primado “la consecución de objetivos económicos por
encima de la calidad del servicio”, señalándose este hecho como el factor
causal involucrado con más claridad en estos fatales resultados. El primer
ministro británico, Cameron, pidió perdón recientemente en la Cámara de los
Comunes por lo acontecido y por la responsabilidad de los gestores públicos en
la puesta en marcha de las políticas que generaron tan letales consecuencias
(Efe: salud. "Cameron pide perdón por negligencias mortales en un hospital
británico", encontrado en internet, consultado el 2 de Abril de 2013 y
disponible en: http://www.efesalud.com/noticias/cameron-pide-perdon-por-negligencias-mortales-en-un-hospital-britanico/
.
Como le dije agradezco su
atención, pero soy cliente de El Corte Inglés desde hace más de 20 años y,
después de conocer su participación en este atentado contra la salud
de los ciudadanos, he decidido dejar de serlo.
Intentaré convencer, creo que ya lo están, a amigos, familiares y
personas de mi entorno de que me imiten. No dudo de que El Corte Inglés haya
depositado en este expolio sus esperanzas de hacer un buen negocio, pero espero
que la reacción de clientes y amigos de la empresa al conocer
el autentico alcance de estas actividades, convierta ese
deseo en un fiasco.
Sinceramente le reitero que creo
que El Corte Inglés nunca debiera haberse metido en algo tan repudiable como
esto. Y espero que este negocio, finalmente, sea "un mal
negocio" para ustedes, de la misma manera que deseo que no perjudiquen, en
su afán de obtener tan pingües beneficios, la salud y el bienestar de
muchas personas. Hay que considerar siempre que el hecho de que sea una
actividad legal no significa que sea una actividad decente. En este
país ambos conceptos aparecen, con demasiada frecuencia, disociados.
Atentamente,
J. Manuel Díaz Olalla
(Cartel tomado de "recuperarmadrid.blogspot.com.es")
Me encanta, me encanta, me encanta
ResponderEliminarBesos