Recientemente se ha presentado el “Estudio de Salud de la
ciudad de Madrid 2014”. Es un trabajo desarrollado por profesionales de Madrid
Salud (Ayuntamiento de Madrid), que se puede leer o descargar desde la página
web www.madridsalud.es, a través del
link: http://bit.ly/1IROkZF y que he tenido la suerte de dirigir. En él se
analiza la situación de la salud de la población madrileña, los factores que la
determinan y la distribución de problemas en diferentes grupos de población definidos
por características demográficas, socioeconómicas o de zona residencial. La existencia de un estudio previo (2005) y
la disponibilidad de otros actuales de España y Europa permiten dar a esta
visión una perspectiva simultáneamente longitudinal
y transversal.
El conocimiento de la desigualdad social y territorial
existente dentro de la ciudad, así como su evolución en el tiempo, es uno de
los ejes fundamentales de este trabajo, lo que aporta una serie de elementos
básicos útiles a la hora de planificar intervenciones que avancen hacia la
reducción de la misma. Y en este plano se establece uno de sus valores añadidos:
conseguir que la visión de la salud se incluya en todas las políticas. Es lo
que se ha planteado desde el gobierno municipal con el nombre de “Madrid, la
ciudad de los cuidados” sobre la convicción de que "todas
las personas somos vulnerables, interdependientes y necesitamos cuidados".
Conocer para entender, sí, pero sobre todo conocer para
intervenir. Alcanzar a saber qué grupos sociales presentan mayor riesgo de
sufrir determinados problemas de salud,
o con más frecuencia desarrollan algunos hábitos que los incrementan, o
en qué zonas de la ciudad se concentran determinados factores perjudiciales
para la salud, permite una planificación sanitaria también desigual pero
equitativa desde el punto de vista de las intervenciones en promoción y
prevención y bajo la premisa de orientar la naturaleza de las mismas o su
intensidad hacia algunos grupos de población o
hacia determinadas zonas donde viven personas con dificultades
especiales.
Se observa que la salud de la población de la ciudad de
Madrid está mejorando aunque existen importantes oportunidades para una mayor
reducción de la carga de enfermedad prevenible. La brecha en las tasas de
mortalidad entre hombres y mujeres se ha reducido, pero las desigualdades en
salud entre grupos sociales y entre zonas de la ciudad siguen siendo muy acusadas.
La población que reside en los distritos del Sur y el Sur-Este de la ciudad es
la que mayor dificultad enfrenta para mantenerse sana y vivir muchos años, en
especial los hombres. De hecho la desigualdad se agudiza en los últimos años fundamentalmente
por el hecho de que los hombres de esas zonas mejoran mucho menos su salud que
el resto de la población, retrasándose por ello respecto a los demás.
En este trabajo, con el objeto de aproximarnos a la cuantificación
del impacto de la desigualdad socioeconómica y territorial en la mortalidad, se
ha calculado la proporción en que disminuiría la tasa de mortalidad general ajustada
por edades en el caso de que la población de todos los distritos registrara un
riesgo de morir idéntico al de la población de Chamartín, la que tiene el más
bajo de todos. Es decir, cuánta mortalidad se evitaría si no existiese
desigualdad y todos los distritos tuvieran la situación del mejor de ellos, equiparándoles
por tanto a todos con la mejor de las posibilidades. En este caso disminuiría
la mortalidad con datos de 2013 en toda la ciudad en un 10,55% de la tasa
ajustada, esto es, aproximadamente unas 1.422 defunciones menos. Cabe consignar
aquí que esta cifra es muy similar a la hallada en 2005 que, con datos de aquél
año, se aproximó a un 11%. Con este mismo planteamiento en el mismo año 2013 la
población que reside en el grupo de distritos de menor desarrollo hubiera
reducido su mortalidad un 11,40% de haber registrado una tasa de mortalidad
ajustada por todas las causas idéntica a la hallada para la población del grupo
de distritos de mayor desarrollo.
Disminuyó la mortalidad registrada en los últimos años,
excepción hecha de lo ocurrido entre 2010 y 2012 en que, como en el conjunto
del Estado y en la ciudad de Barcelona, cayó la esperanza de vida seguramente por
efecto de las políticas desarrolladas con la justificación de la crisis
económica. Al no haber ido acompañado este descenso de otros similares en
morbilidad crónica, las personas viven más tiempo con enfermedades, problemas
de salud y limitaciones de todo tipo. En concreto y para quienes nacen en la
actualidad en Madrid se puede calcular que vivirán un 20% de su vida total con
mala salud si son hombres y un 25% si son mujeres.
La alta prevalencia de problemas crónicos, cuya
distribución, además, nos devuelve una foto nítida de la desigualdad (tienen
más riesgo de padecerlos las mujeres, quienes pertenecen a un hogar de clase social
desfavorecida o viven en zonas de menor desarrollo), es uno de los problemas
más llamativos de entre los encontrados, así como la gran proporción de
personas con riesgo de mala salud mental, con exceso de peso, que llevan una
vida sedentaria o se alimentan mal. La elevada fecundidad detectada en chicas
adolescentes, en especial inmigrantes que viven en zonas periféricas, es otro
problema que sin duda merece nuestra atención.
Las políticas deben abordar las causas de la mala salud, así
como de la mortalidad prematura, considerando en la planificación de todas
ellas el determinante papel del envejecimiento y sobre-envejecimiento de la población de
Madrid.
Este trabajo demuestra también que se necesita una acción
sistemática tanto a nivel local como a nivel nacional para reducir la exposición
al riesgo, apoyar conductas saludables, aliviar la gravedad de los trastornos
discapacitantes crónicos, y mitigar los efectos de la privación socioeconómica.
J. Manuel Díaz Olalla
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