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Fuente: radiohc.cu |
Indudablemente y por tantas
circunstancias como sería imposible desmenuzar aquí, ningún país tan pequeño
(11 millones de habitantes) ha marcado de forma tan determinante la historia de
la humanidad, sobretodo de la que vive en África y en América Latina, en el
último siglo y en el inicio del actual, como Cuba. Desde luego ninguno de los
grandes de aquélla región (Colombia, Brasil, Argentina, México) dejó una huella
tan profunda. Coincidiendo con el reciente fallecimiento del líder histórico de
la Revolución Cubana, Fidel Castro, ha emergido el debate sobre los logros y
las insuficiencias de su obra en estos últimos 57 años. Entre los primeros, con
frecuencia silenciados o directamente tergiversados por los medios de
comunicación internacional, destacan los indiscutibles resultados de su sistema
sanitario que ha situado la salud de la población de ese país al nivel de los
más desarrollados del mundo.
No por conocidos debemos obviar datos
tan elocuentes como que la población cubana tiene una tasa de mortalidad
infantil de las más bajas del mundo (menos de 5 niños menores de un año por
cada mil nacidos vivos al año, 2015), una esperanza de vida al nacer de las más
altas (rondando los 80 años), una cuadro epidemiológico de morbilidad y
mortalidad propio de un país de alto nivel de desarrollo, o que Cuba
ostenta títulos tales como mejor país de
Las Américas para que las mujeres se conviertan en madres (Save The Children,
2013) y único país de esa región en
erradicar la lacra de la desnutrición infantil (UNICEF, 212). Si bien la salud
de la población no es resultado único de la actividad del sistema sanitario, es
evidente que el hecho de que Cuba sea uno de los países del mundo con mayor
número de profesionales de la salud por habitante (90 enfermeras y 70 médicos por
diez mil habitantes en 2014), tiene que ver con ello. Contrastan las
contundentes cifras con las de Europa y América Latina ese mismo año, pues sus
ratios de médicos por habitante, por ejemplo, fueron de 33 y de 21,
respectivamente, siempre por diez mil. Se lo paga Cuba, a pesar de la enorme sangría
que supone el injusto bloqueo norteamericano, porque esa es la filosofía que
inspira su sistema político, dedicando un 10,57% del PIB a la salud (2015) muy
por encima de países como EEUU, Alemania, Francia y España, pues nuestro país,
tras los drásticos y también injustos recortes de estos últimos años cuantifica
ese esfuerzo en tan solo un 6,29%. Cuestión de prioridades.
(Artículo completo aquí: http://bit.ly/2pFeqqt)