Recientemente mi admirado Javier Segura planteaba en su
excelente blog “Salud Pública y otras
dudas” una cuestión extremadamente interesante: ¿Por qué viven más las mujeres de España, Italia y Francia que las de
otra zona de Europa?, presentando como ejemplo y referencia a la cuestión el
siguiente mapa en el que se representan las esperanzas de vida al nacer en las regiones
de Europa (NUTS) elaborado por Eurostat (ver
el artículo en el blog a través de este link: http://bit.ly/1nygsCS).
(Para seguir leyendo clicka aquí debajo)
De un vistazo y sin entrar en un análisis más detallado planteé
en los comentarios a dicho post mi
creencia de que lo más determinante de esta desigualdad serían las diferencias en mortalidad materna existentes entre los países
a los que pertenecen las regiones que aparecen en un color más oscuro en dicho
mapa, próximas a la Federación Rusa, y las del sur de Europa. Y respaldaba mi
hipótesis con datos de la Razón de
Mortalidad Materna de los países a los que pertenecen las regiones de ambas
zonas, publicados por la OMS en su anual
“Estadísticas Sanitarias Mundiales, 2013” (http://bit.ly/1l1otfL).
Dicho documento, en sus páginas 61 a 80, recoge lo que creo son los últimos
datos de ese indicador para todos los países del mundo y que corresponden a
2010. El anuario recopila esta información, a su vez, de la publicada en el
extenso e interesante: “Trends in Maternal Mortality: 1990 to 2010. WHO, UNICEF, UNFPA and The World
Bank estimates”, disponible en: http://bit.ly/1kUO5Mq .
El autor del blog respondió a ese comentario poniendo en duda tal aseveración, argumentando
con algunos datos de Tasas mortalidad
materna recogidos de Eurostat y que corresponden a ese mismo año 2010 que, de
facto, pusimos de referencia.
Para empezar hay que reconocer la enorme discrepancia
existente entre los datos
que aporta Javier en su “respuesta a mi respuesta” y los que yo he
encontrado en la fuente comentada. Tras
el inicial sobresalto por la magnitud de la misma es fácil reconocer que se
trata de indicadores diferentes. El
número de muertes maternas en una población es esencialmente el producto de dos
factores: el riesgo de mortalidad asociado a cada embarazo y el número de
embarazos o nacimientos que son experimentados por mujeres en edad
reproductiva. La Razón de Mortalidad Materna (RMM) se define como el número de
muertes maternas en una población dividida por el número de nacidos vivos.
Representa el riesgo de muerte materna en relación al número de embarazos que
llegan a término (cuyo número total se toma
de hecho a partir de los
nacidos vivos ante la dificultad de cuantificarlos de otra forma más eficaz). Por
el contrario, la Tasa de Mortalidad Materna (TMM), se define como el número de muertes maternas
en una población dividida por el número de mujeres en edad reproductiva. Esta
refleja no sólo el riesgo de muerte materna por el embarazo, el parto o el
puerperio, sino también el nivel de la fecundidad de la población. Es decir que
el segundo indicador, el que creo que apuntó Javier en su respuesta, se
relaciona peor con el riesgo real de morir a causa de la maternidad pues está “determinado”
a su vez por la probabilidad de embarazo entre las mujeres en edad fértil (lo
que llamamos “fecundidad”). Puede, por tanto, darse el caso de una misma RMM en
dos poblaciones pero una muy distinta TMM si en una de ellas las mujeres fueran
“más fecundas”. Cero que aclara bien las diferencias entre ambos indicadores el
cuadro 2 del citado documento de OMS, UNICEF y FNUAP (http://bit.ly/1kUO5Mq) (pag 6).
Para fijar mejor estos conceptos se me ocurre este ejemplo:
·
Población
A: compuesta por 1.000 mujeres en edad fértil de las que 300 quedan
embarazadas en un año (fecundidad del 30%). Partiendo de la hipótesis de que
todos los embarazos llegasen a término y no hubiera gestaciones múltiples (300
embarazos = 300 NV, por simplificar) y
la RMM fuera de un 10 por 100 (mueren 10 madres por cada 100 NV), fallecerían 30
mujeres de las 300 gestantes, por lo que la TMM sería de 30 por 1000 (30
fallecidas por cada 1000 mujeres en edad fértil).
·
La Población
B: está compuesta también por 1.000 mujeres en edad fértil pero aquí la
fecundidad es la mitad que en la otra población: un 15%, por lo que en 1 año se
registrarían 150 gestaciones entre las 1.000 mujeres. Si existiera la misma RMM
que en el caso anterior (10 por 100) morirían por motivo del embarazo, el parto
o el puerperio 15 mujeres de las 150 gestantes.
La TMM en este caso (mujeres fallecidas por población de mujeres en edad
fértil) sería de 15 por 1.000, es decir
la mitad que en la población A.Con todas las salvedades (se
obvian los embarazos múltiples y la mortalidad fetal tardía y precoz, algunas
mujeres morirán durante el embarazo por lo que gestación y NV serán datos
diferentes, etc) estaremos ante un caso en que a RMM iguales (riesgo de morir por
cada NV) encontraríamos TMM muy diferentes (ese riesgo pero referido a todas
las mujeres que potencialmente pueden embarazarse) por el simple motivo de que
la fecundidad (la probabilidad de cada mujer de embarazarse) es muy distinta.
Mujeres
edad fértil
|
Tasa
fecundidad
/año
|
Nº
gestaciones /año
|
RMM
(por
100 NV)
|
Mujeres
fallecidas por maternidad
|
TMM
(por
1000 mujeres)
|
|
POBLACIÓN A
|
1.000
|
30%
|
300
|
10
|
30
|
30
|
POBLACIÓN B
|
1.000
|
15%
|
150
|
10
|
15
|
15
|
Las diferencias entre ambos indicadores para algunos países
de Europa en 2010 se exponen en la Tabla 1, construida a partir de los datos
procedentes de la fuente de información
usada por Javier para la TMM (Eurostat /
WHO / National Entities, Eurostat / UN / NSI, PORDATA) y la usada por mí en aquélla ocasión y citada
más arriba (Trends in Maternal Mortality:
1990 to 2010. WHO, UNICEF, UNFPA and The World Bank estimates). Del análisis detenido de esa tabla se deduce que en países con una misma
RMM, como Francia y Suiza, pero con distinta TMM (mayor la de Francia) la
diferencia la debe marcar necesariamente el hecho de que en el país latino la fecundidad
de las mujeres sea notablemente mayor que en el alpino.
Tasa MM * 100.000 mujeres de 15 a 49 años
|
Razón MM * 100.000 NV
|
|
France
|
8,9
|
8
|
Spain
|
4,1
|
6
|
Italy
|
2,8
|
4
|
Switzerland
|
3,7
|
8
|
Slovakia
|
?
|
6
|
Hungary
|
15,5
|
21
|
Czech
Republic
|
2,6
|
5
|
Denmark
|
?
|
12
|
Tabla 1.- Tasa de
Mortalidad Materna y Razón de Mortalidad Materna en una selección de países de
Europa agrupados según Esperanza de vida de las mujeres, 2010. (Fuentes: para
la TMM: Eurostat / WHO / National Entities, Eurostat / UN / NSI, PORDATA, y
para la RMM: Trends in Maternal
Mortality: 1990 to 2010. WHO, UNICEF, UNFPA and The World Bank estimates)
Hoy en día, para estudiar la mortalidad materna, se usa generalmente
la RMM , siendo difícil encontrar datos de otros indicadores, incluida la TMM.
Pero dejemos la disquisición sobre la mortalidad materna y
su medida y centrémonos en el análisis
propuesto en el planteamiento inicial. Para empezar es bueno, aunque sea conocido,
hacer una reflexión sobre algunas limitaciones que tiene el debate que nos
ocupa: una es que lo que inicialmente
llama la atención del observador es una
característica de la población territorializada en regiones, mientras que en los términos en que se propone, el debate se
lleva a los países a los que pertenecen
aquéllas regiones mediante aproximación visual. La otra es que, como ocurre frecuentemente
en las deducciones formuladas “sobre mapas”, los fenómenos que afectan a las poblaciones
que viven en territorios con poca densidad poblacional aparecen erróneamente
hiper-representados ante nuestros ojos.
En mi primera respuesta afirmé que había que realizar, si se
pudiera, un análisis de la mortalidad de las mujeres de los países cuyas
regiones habían quedado señaladas en la aproximación original, estudiándola por
edades. Es lo que he hecho tras obtener la información necesaria del sistema de
bases de datos públicas de la OMS, completo y actualizado (http://bit.ly/1l5VwPM). En concreto he
analizado los datos de la función nMx de las tablas de vida de esos
países. Estas tablas, de las que se obtiene la esperanza de vida al nacer y a cualquier
edad, son, como se sabe, un modelo
matemático que traslada la experiencia real de la mortalidad de una población
en un momento dado a una cohorte ficticia de individuos que naciera en ese
lugar, en el momento a que se refieren los datos de la mortalidad y siempre
que, hipotéticamente, se mantuvieran constantes los mismos riesgos de morir a
cada edad durante toda la vida de los individuos de dicha cohorte. Para su elaboración se
requieren indefectiblemente dos datos: el número de personas que componen la
población, también por edad y sexo, en el año al que se quiere trasladar el
cálculo y los que fallecieron de cada grupo a lo largo de ese mismo año. La nMx
se calcula dividiendo los fallecidos de cada grupo de edad y sexo por toda la
población de esa edad y sexo que existía al comienzo del año de análisis. El
dato que nos arroja, por tanto, esa función es, en términos epidemiológicos, la Tasa Específica de Mortalidad por cada edad
y sexo, elemento central del cálculo de la expectativa vital. Ningún dato mejor
que ése, por ello, para orientarnos sobre qué grupo de población es más “responsable”,
por la mortalidad que registra, de las diferencias halladas por el autor del
blog. Es una primera aproximación con objeto de desentrañar la causa de las
diferencias en la esperanza de vida de las mujeres, pero, a mi modo de ver,
indispensable.
Cabe una salvedad: los datos que da la OMS en estas tablas
de vida son tasas (riesgos) de
mortalidad sin elevar, por lo que la cifra que se obtiene es equivalente al “riesgo individual” de cada
persona de fallecer en cada grupo de edad y sexo, ofreciéndolo con 3 decimales.
Por ese motivo riesgos por debajo de 1 por cada 1.000 (0,001) serán rotundamente un “0” en la tabla. De esta
forma, en edades infantiles y juveniles (con excepción de la mortalidad de
menores de 1 año que suele ser mayor que a cualquier otra edad infantil) y en
todos los países analizados, encontramos
un unánime “0” en sus correspondientes nMx. Nada que objetar a esta
circunstancia pensando ahora en el objeto de nuestro estudio, porque riesgos de
morir por debajo de esa cifra en la práctica no tendrán apenas impacto en la
expectativa vital media. Apuntemos aquí que en el análisis se trabaja la mortalidad en grupos
quinquenales de edad.
Al analizar las esperanzas de vida de las mujeres en Europa
para 2010 no solo encontramos diferencias notables (http://bit.ly/1iFssND), sino que hallamos
también, dentro de Europa, distintos niveles de ingreso (renta per cápita).
Parece lógico, antes de abordar la comparación, hacerla entre países con la
misma situación de ingreso, pues en caso contrario el análisis se vería
contaminado por esa discrepancia. Como buscamos hipótesis causales, tal y como
hace el autor de la propuesta, necesitamos que todos los países que entren en
la comparativa pertenezcan al “mismo mundo de desarrollo económico” para no vernos
obligados a asignar a ese fundamental factor, la riqueza asignada
aritméticamente, la máxima responsabilidad en las diferencias encontradas en la
salud. Eliminamos, por tanto, un grupo
grande de países, todos pertenecientes a la órbita de la antigua Unión
Soviética, caracterizados en la actualidad, según el Banco Mundial, como de
“medio o bajo” nivel de ingresos, para quedarnos con los de alto nivel, que son: Mónaco,
Andorra, España, Italia, Suiza, Francia,
Chipre, Suecia, Islandia,
Luxemburgo, San Marino, Portugal,
Noruega, Israel, Finlandia,
Hungría, Eslovaquia, Estonia, República Checa, Croacia, Dinamarca, Eslovenia,
Holanda, Austria, Grecia, Reino Unido, Bélgica, Irlanda, Malta y Alemania.
Segundo filtro: el buen sentido y la necesidad de dar cierta
coherencia al análisis nos invita a sacar de esa lista a países muy pequeños,
donde los fenómenos que se estudian (morir) son notablemente menos cuantiosos
que en los otros, ya que la población que vive en riesgo de hacerlo (toda) es
significativamente más pequeña. Empíricamente se opta por excluir de esa lista
a los que tienen menos de 4,5 millones de habitantes, con lo que nos quedamos para
el estudio solo con: España, Italia,
Suiza, Francia, Suecia, Portugal,
Noruega, Finlandia, Hungría,
Eslovenia, República Checa, Dinamarca, Holanda, Austria, Grecia, Reino Unido,
Bélgica, Irlanda y Alemania.
En la Tabla 2
y la Gráfica 1 se observan los países seleccionados tras ordenarlos según la
Esperanza Media de Vida al Nacer (EMVN) de las mujeres (atención que la base de
datos de OMS para este indicador no aporta decimales) y tras agruparlos en 4 clústers según el indicador de nuestro
interés:
·
Cluster 1: 85 años
·
Cluster 2: 84 años
·
Cluster 3: 83 años
·
Cluster 4: 82 y menos
Esperanza
de vida al nacer
|
Esperanza
de vida al nacer
|
Diferencia mujer-hombre
|
|
mujeres
|
hombres
|
||
France
|
85
|
79
|
6
|
Spain
|
85
|
79
|
6
|
Italy
|
85
|
80
|
5
|
Switzerland
|
85
|
81
|
4
|
Portugal
|
84
|
77
|
7
|
Finland
|
84
|
78
|
6
|
Sweden
|
84
|
80
|
4
|
Norway
|
84
|
80
|
4
|
Austria
|
83
|
78
|
5
|
Belgium
|
83
|
78
|
5
|
Germany
|
83
|
78
|
5
|
Greece
|
83
|
78
|
5
|
Ireland
|
83
|
79
|
4
|
Netherlands
|
83
|
79
|
4
|
United
Kingdom
|
83
|
79
|
4
|
Slovakia
|
80
|
72
|
8
|
Hungary
|
79
|
71
|
8
|
Czech
Republic
|
81
|
75
|
6
|
Denmark
|
82
|
78
|
4
|
Tabla 2. EMVN mujeres y hombres, ordenados por la de
aquéllas y establecidas en clúster, y brecha de género. El orden dentro de cada
grupo se asigna por la brecha de género. Países de Europa de alto nivel de
ingresos, 2012, (OMS, fuente citada)
En ellos
aparece también la EMVN de los hombres y la brecha de género para este
indicador: la mayor brecha se registra en el último clúster en Eslovaquia y
Hungría con 8 años en cada uno, respaldando, por tanto, el conocido hecho de
las especiales dificultades que los hombres de esta zona del mundo han
encontrado para su supervivencia tras el
colapso del Estado, circunstancia que no se dio con tanta intensidad en las
mujeres. Obsérvese también que los países que han quedado en el primer y último
grupo pertenecen a las zonas sobre las que se plantea el dilema. Tomemos, por
tanto, a ambos grupos como objeto de nuestro análisis, considerando al 2º y 3º
grupo como referentes. En el primero la EMVN de las mujeres está al menos en 85
años mientras que en el último lo está por debajo de los 82 años.
Al comenzar
a estudiar la mortalidad por edades, sobre la que se compone la EMVN,
apreciamos en las nMx de los menores de 1 año tras elevarla a 1.000, es decir,
el indicador equivalente a la Tasa de Mortalidad Infantil (TMI), que empiezan a aparecer diferencias entre los
países de ambas zonas (3 ó 4 por mil NV en el primero frente a 3, 5 ó 6 en el
último) (Gráfica 2).
En mujeres, la nMx de
la edad de 1-4 años hasta el tramo 35-39 años (referida a 1.000 mujeres en
riesgo) es de “0”, con excepción de
Italia en que la cifra se sitúa en 1 en todos
los tramos etarios desde los 20-24 años hasta los 35-39 años. En hombres es así desde 1-4 años hasta el
tramo 20-24 años.
Por lo tanto las diferencias en la mortalidad infantil y
juvenil (después del primer año de vida) no parece que puedan determinar las
halladas en EMVN entre los países en cuestión. Por lo que pasamos a analizar el
comportamiento de la mortalidad general a partir de los 35-39 años en las
mujeres (Gráfica 3).
Prácticamente por
debajo del tramo 45-49 años todos los países muestran mortalidades en las
mujeres que no exceden del 1 por cada mil habitantes al año según este sistema
de análisis con datos en términos de probabilidad ("por uno" y no más
de 3 decimales). Pero entre grupos aparecen de nuevo las diferencias entre los
dos extremos, objeto de nuestra inquietud, en especial por encima de los 40
años y sobre todo por encima de los 45. El mismo fenómeno se observa en la
mortalidad de las mujeres entre los 50 y los 70 años, incrementándose las
discrepancias, siempre desfavorables para las del último clúster, en la medida
en que avanzamos en los tramos etarios (Gráfica 4).
Por último, en el
final de la vida (Gráfica 5) y con
excepción de los últimos tramos de edades (en el último, en todos los clúster,
se aprecia que el riesgo de morir cada año es de la mitad de la población que alcanza esa edad) se observa que la mortalidad
es siempre mayor (a veces el doble) entre las mujeres del último grupo de
países que en las del primero.
Por despejar algunas dudas respecto a la incidencia de la mortalidad materna en la EMVN de las mujeres en distintas regiones europeas, se complementa el anterior análisis con otro específico de la mortalidad materna con datos de la misma fuente utilizada para esta aproximación: los de la base de datos pública de la OMS de 2012 ya citada. Apréciese que esta agencia de Naciones Unidas aporta para la RMM un dato intermedio y un intervalo con límite inferior y superior, según modelo de aplicación de índices de corrección sobre las cantidades recogidas en los registros oficiales (ver Nota del Autor). Las Razones de Mortalidad Materna (RMM) para los países seleccionados según OMS son las que se pueden observar en la Tabla 3 y en la Gráfica 6. Hay pocas diferencias en RMM entre países y entre clúster, con excepción de Hungría y Dinamarca, en el último grupo, y de Reino Unido en el penúltimo, lo que abunda en la idea de que este dato no parece ser definitivo en las diferencias de las EMVN de las mujeres.
Pais
|
RMM IC Menor
|
RMM IC Mayor
|
Razón MM * 100.000 NV
|
EMVN mujeres
|
Tasa Mortalidad mujeres 35-49 años *10.000
|
France
|
7
|
10
|
8
|
85
|
40
|
Spain
|
4
|
7
|
6
|
85
|
20
|
Italy
|
3
|
5
|
4
|
85
|
40
|
Switzerland
|
4
|
15
|
8
|
85
|
20
|
Portugal
|
5
|
11
|
8
|
84
|
40
|
Finland
|
3
|
8
|
5
|
84
|
30
|
Sweden
|
2
|
7
|
4
|
84
|
30
|
Norway
|
4
|
12
|
7
|
84
|
20
|
Austria
|
3
|
7
|
4
|
83
|
20
|
Belgium
|
5
|
12
|
8
|
83
|
40
|
Germany
|
6
|
9
|
7
|
83
|
40
|
Greece
|
2
|
5
|
3
|
83
|
20
|
Ireland
|
3
|
12
|
6
|
83
|
30
|
Netherlands
|
4
|
7
|
6
|
83
|
40
|
United
Kingdom
|
10
|
14
|
12
|
83
|
40
|
Slovakia
|
4
|
10
|
6
|
80
|
40
|
Hungary
|
15
|
31
|
21
|
79
|
60
|
Czech
Republic
|
4
|
8
|
5
|
81
|
40
|
Denmark
|
7
|
23
|
12
|
82
|
30
|
Tabla 3.- RMM (por 100.000 NV) con sus IC, EMVN de las
mujeres (años) y Tasa conjunta de Mortalidad de mujeres de 35 a 49 años (por
10.000 habitantes), ordenados según clúster de EMVN de las mujeres y dentro de
cada uno por la brecha de género en EMVN, (elaboración propia, datos de OMS,
2012, fuente citada)
Al calcular la
correlación existente entre las RMM y la EMVN de las mujeres en estos 19 países
seleccionados y el coeficiente de
determinación de aquélla en ésta (r2), por un lado, y entre la EMVN
de las mujeres y la Tasa de mortalidad específica por edades de las mujeres de
35 a 49 años apreciamos, como es lógico, que ambas se establecen en sentido inverso (a más mortalidad en esas
edades y a más mortalidad materna corresponde menos EMVN en ambos casos),
siendo más fuerte la correlación que obtenemos con la mortalidad entre los 35 y
los 49 años. Las asociaciones entre ambos eventos pareados presentan no
obstante, y a la luz de los datos, poca consistencia. Las variaciones en la RMM
explicarían un 27% de las variaciones en la EMVN de las mujeres entre los
países. En niveles bajos de RMM (4 a 8), como es el caso de España, Italia y
Francia, parece haber poca correlación entre ella y la Esperanza de Vida de las
mujeres, si bien esta expectativa es alta. En RMM mayores parece más
significativa la correlación si bien este hallazgo depende fundamentalmente de
la situación de Hungría (mucha RMM, poca EMVN de las mujeres) (Gráfica 7).
En el segundo caso (Gráfica
8) se aprecia que hasta un 31% de las variaciones de las EMVN de las mujeres
entre esos países se explica por las variaciones de la mortalidad de las
mujeres entre los 35 y los 49 años (nMx).
De ambas
correlaciones parece deducirse que la mortalidad materna influye poco en la
EMVN de las mujeres y desde luego menos que la mortalidad por todas las causas
que ocurre entre los 35 y los 49 años.
En la Gráfica 9,
finalmente, se representa la correlación existente entre la Tasa de mortalidad
de las mujeres de 35 a 49 años en los tan aludidos países y la mortalidad
materna encontrando una correlación positiva de la que se deduce un r2
de 0,36, o, lo que es lo mismo, que hasta un 36% de la variabilidad encontrada
entre esos países en mortalidad de las mujeres de 35 a 49 años se explica por
la variabilidad hallada en la mortalidad materna. En todo caso los dos extremos
de la ecuación son representados por Austria (la más baja RMM con la más
pequeña TEM por edades 35-49 años) y por Hungría (las mayores cifras en ambos
indicadores).
Para acabar, y al
llevar las dos variables independientes (mortalidad materna y mortalidad por
todas las causas en mujeres de 35 a 49 años) frente a la variable dependiente,
la EMVN de las mujeres en esos 19 países, a un modelo de Regresión Lineal Múltiple
apreciamos que la mortalidad por todas las causas mantiene un coeficiente de
regresión Beta de -0,55 con la EMVN de las mujeres (p<0,05) sin que la mortalidad
materna incremente en nada esa
explicación, por lo que se excluye del modelo. Esto es, la mortalidad materna
no mejora en nada la explicación del fenómeno de la expectativa vital de las
mujeres después de considerar la mortalidad general de ellas entre los 35 y los
49 años en esos países.
Aclarado pues este
extremo pasamos, con las limitaciones que se comentarán, a analizar esta
realidad diferencial por causas. Buscando información en la misma fuente usada
hasta ahora, encontramos las Tasas de mortalidad según grupos de causas
(CIE-10) ajustadas por edades en los 19 países en 2008, que no se ofrecen
diferenciadas por sexo sino en conjunto para toda la población. Aunque no será
por ello una aportación definitiva sí puede ser un digno complemento a los
hallazgos encontrados hasta aquí. En las Gráficas 10 y 11 se aprecian esas
tasas por 100.000 habitantes en los países seleccionados observándose que, en
especial entre el primer y el último clúster, hay algunas diferencias
llamativas: la mortalidad por todas las causas, la causada por enfermedades
cardiovasculares más la causada por Diabetes Mellitus y las debidas a enfermedades infecciosas, son
significativamente mayores en el grupo de
menor EMVN en las mujeres. Las diferencias en la mortalidad por causas externas entre los
países son casi inapreciables. Como quiera que en la segunda agrupación de
causas (cardiovasculares con diabetes) en la mayoría de los países desarrollados la
mortalidad de las mujeres se sitúa por encima de la de los hombres de forma
clara es posible que en estas causas encontremos el origen de las mayores
diferencias que nos señaló, tan acertadamente, Javier Segura en su artículo.
Resumiendo, por
tanto, este pequeño estudio de las diferencias en EMVN de las mujeres y sus
causas, podemos decir que:
- · El dilema que se propone a nivel geográfico queda bastante bien representado por el primer y último clúster de EMVN de las mujeres en países de Europa de alto ingreso y más de 4,5 millones de habitantes, léase Francia, España, Suiza e Italia (con más de 85 años) versus Eslovaquia, Hungría, República Checa y Dinamarca (con 82 ó menos)
- · Hay diferencias en la mortalidad materna entre los países de ambas zonas, según sus correspondientes RMM, si bien estas se establecen fundamentalmente entre algunos países concretos del centro-este de Europa y el conjunto de los del sur.
- · No obstante, la mortalidad materna, generalmente muy baja, no parece aportar mucho peso a las diferencias en la EMVN de las mujeres. De hecho la mortalidad general por todas las causas en el tramo de mayor mortalidad de la edad fértiles de las mujeres (35 a 49 años) apenas se ve impactada por la mortalidad materna. El efecto de la mortalidad general de estas edades (35 a 49 años) en la supervivencia general es apreciable mientras que el de la mortalidad materna resulta, a su lado, irrelevante.
- · Las diferencias en la mortalidad de las mujeres de esos grupos de países con distintas EMVN comienzan a hacerse claras a partir de los 40-45 años, mientras que en edades más precoces no se encuentran diferencias. Posiblemente sea a partir de las edades consignadas donde se registren los fenómenos que conducen a las diferencias en la mortalidad de las mujeres que determinan las distintas EMVN.
- · Parece evidente que, dentro de esas edades señaladas, las causas que más contribuyen a marcar las diferencias en EMVN tan comentadas sean las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, problemas que determinan riesgos de morir muy diferentes entre las mujeres de ambas zonas geográficas de Europa analizadas.
(N. del A) Existe la
evidencia científica de que, en circunstancias de bajo desarrollo humano, una
importante parte de las mujeres que mueren en el tramo de edad fértil lo hacen por problemas del embarazo, el parto
o el puerperio. Ese es el motivo por el que, dependiendo de la cantidad de
encuestas existentes y de la metodología que hayan empleado, para algunos
países que no deberían ser los que estamos estudiando, se ofrezcan cifras dispares de mortalidad materna. Para
complicar algo más el panorama, algunas agencias de Naciones Unidas, como el
Banco Mundial, estiman esos datos según un modelo de regresión que usa
información sobre fertilidad, asistencia al parto y prevalencia del VIH (ver: http://bit.ly/1j9PkKZ). Por todo ello en muchos atlas e
informes estadísticos mundiales se brinda
dicha información en intervalos, expresando así el mejor y el peor dato
obtenido según las distintas metodologías. Todavía habría que añadir un factor
más de imprecisión de este indicador: en países con buenos y fiables sistemas
de registro de la mortalidad en ocasiones no se recoge correctamente el dato de
la mortalidad materna, bien porque cuando ocurre el deceso no se conocía que la
mujer estaba embarazada o porque se imputa erróneamente la causa del deceso.
Por ello algunas instituciones que producen estas estadísticas introducen en su
cálculo, incluso en países de alto desarrollo como es el caso, factores de
ajuste estimados para la clasificación errónea de la mortalidad materna en los
datos del registro de mortalidad, que suelen
oscilar del 0,9 a 3,2 con un
valor medio de 1,5 (http://bit.ly/1sDsP2C).
En fin, que asignar una Razón de Mortalidad Materna a Gran Bretaña en 2008, por
ejemplo , de 12 por cien mil NV tal y
como se hace en la última fuente citada y añadir al indicador un
intervalo (11-14) deja implícita en la
incertidumbre de la cifra el nivel de desconocimiento real que, del fenómeno,
se tiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario