Sin ánimo de polemizar no he podido evitar escribirle esta respuesta en la que puntualizo algunas de sus afirmaciones.
20 de Septiembre de
2013
Estimado colega:
Ante todo quisiera agradecerle su carta de respuesta a otra
mía anterior y sin ánimo de establecer por esta vía una cadena indefinida de
réplicas y contra-réplicas, no puedo resistirme a enviarle algunas
puntualizaciones a sus palabras. Y eso hago a continuación.
Comienza calificando de acusaciones
por mi parte lo que sólo son comentarios justos y, creo, razonables. Por lo que
de entrada me parece que ese planteamiento demuestra una evidente falta de
costumbre de recibir y aceptar opiniones y críticas a sus actuaciones, lo que
viniendo del presidente de un organismo como la OMC señala la urgente necesidad
de introducir algunas medidas que busquen democratizar la institución,
potenciando la participación de los colegiados y aceptando el disenso y la
discrepancia en la rutina diaria como un factor más de mejora del
funcionamiento de la misma.
Se extiende después en enfatizar que su participación en el acto
de firma del aludido acuerdo entre el gobierno y el autodenominado Foro de la
Profesión Médica que usted preside, fue crítica, que para nada fue un acto de
apoyo al Gobierno y a sus nefastas (el calificativo es mío) medidas en política
sanitaria y que buscaba, y busca, sobretodo corregirlas. Como sabe la mayoría
de los medios de comunicación se encargaron de señalar el apoyo que en aquél
acto daban, por medio de su participación, los profesionales sanitarios a las
políticas del Gobierno, y los que no lo señalaron tan expresamente publicaron
la “foto de familia” de aquél acto que es una declaración de apoyo y
complicidad en sí misma. Me dice en la carta que me dirige que por medio de
ella expresa específicamente su desmentido a esas informaciones. Pero no es a
mí, ni en ese formato, a quién y cómo hay que hacerlo. Para ser convincente y
creíble tenía que habérselo dirigido a esos mismos medios para que lo hubieran
publicado entonces, exigiéndoles que le dieran la notoriedad y el espacio
correspondientes al impacto de la primera y equivocada noticia. Pero no lo
hizo. Ni usted ni ningún otro de los firmantes. Y eso, después de la
trascendencia mediática del acto, como se imagina llama poderosamente la
atención.
Porque lo cierto es
que han sembrado enormes dudas en muchos profesionales sobre los auténticos
motivos que han tenido al querer hacerse
aquélla foto en la que han salido tan poco favorecidos desde el punto de vista
profesional y político. Sabe que el problema es que, queramos o no, junto con
usted salimos mal retratados todos los médicos de este país. Decía “Acta
Sanitaria” el 31 de Julio pasado (http://bit.ly/1btWu6e): “La ministra del ramo
ha regalado a Mariano Rajoy una foto que viene a significar el haber alcanzado
un acuerdo con unos 500.000 profesionales pertenecientes a las hoy turbulentas
aguas sanitarias”. O sea, que el regalo de la ministra a Rajoy es un acuerdo
conmigo. Sin que nadie, ni usted, me consultara.
Insiste usted en que sus propósitos no pueden ser mejores,
pero dice el refranero español que “de buenas intenciones está empedrado el
camino del infierno” y, si me permite, yo además recurriría a otro que nos
viene como anillo al dedo: “obras son amores y no buenas razones”. Que usted conoce las inquietudes que ha
sembrado con su actuación en el colectivo profesional me consta pues en su
misiva me dirige al blog de otro compañero en el que se pone en solfa el papel
y las motivaciones que han tenido los firmantes. Y, créame, esas dudas son
mayoritarias. No basta con calmar en su carta, como dice, a un “colega
indignado”, que sin duda debo ser yo, sino que el problema de la indignación es
que se ha instalado en más de un colega. Yo creo que en una mayoría de ellos. Y
algo peor que eso, la división que han generado en los colectivos profesionales
a los que representan: organizaciones de enfermería, sindicatos médicos,
asociaciones de facultativos, etc.
Tiene que perdonar que insista tanto en la foto porque hacerla
fue lo único relevante que pasó en La
Moncloa aquél día. Porque de lo acordado hay poco que hablar. Primero
porque gran parte del acuerdo son sólo palabras huecas y vacías. Por ejemplo, en
él se señala varias veces que se firma para garantizar la “sostenibilidad” del
sistema sanitario público y quiero recordarle que para ese mismo objetivo y con
ese mismo rimbombante título se ha promulgado la legislación de la Comunidad de
Madrid que instaura la privatización y el desmantelamiento de facto del mismo.
Por lo tanto ¿a qué se refieren cuando escriben sobre “sostenibilidad”? ¿A desmantelar
o a construir? ¿A preservar o a malvender? En política el auténtico alcance
de las palabras, usted lo debe saber, lo pone en evidencia los hechos. Y llamo
su atención sobre el hecho de que amparándose en intenciones superponibles a las
que figuran el texto de ese acuerdo que han firmado, el PP lleva ejecutando el
mayor ataque conocido al sistema sanitario público. Una parte sustancial de ese
documento, querido colega, vale para lo que usted me dice o para lo contrario.
Y el gobierno lo sabe muy bien. Sin duda por eso lo firma. Es más, no debe
olvidar que firmaría cualquier cosa si necesitara esa foto tanto como la
necesitaba en aquél momento. No sólo se trata de que en el contenido no haya un
solo compromiso, ni una sola fecha en la que cumplimentar nada, ni se señale
ningún responsable de ejecutar los acuerdos, no, sino que aunque los hubiera el
resultado sería el mismo: este gobierno, y los otros, no digo que no, es especialista
en hacer todo lo contrario de lo que promete, firma o respalda. Que se lo digan,
si no, a los electores que alguna vez creyeron en un programa electoral, ese
contrato que quienes se postulan a responsables públicos se comprometen a cumplir y nunca lo hacen.
Y si no le parece que estoy en lo cierto, le propongo
repasar los acontecimientos más destacados de la política sanitaria nacional
desde la firma de su bienintencionado acuerdo para comprobar si ese espíritu del
que usted habla se ha trasladado a la contraparte firmante o a sus mentores.
En el debate de la situación de la Comunidad de Madrid celebrado
el pasado 2 de Septiembre, el presidente González volvió a reafirmar punto por
punto los principios de la política sanitaria de su gobierno que, como usted
sabe, se puede resumir en recorte y privatización, esto es, en desmantelamiento
del sistema sanitario público. Le recuerdo que en cuanta ocasión han tenido,
tanto la ministra Mato como el presidente Rajoy han apoyado esta política
madrileña. Se ve, querido colega, que ni el espíritu ni la letra de su pacto han
llegado a estos servidores públicos. La foto sí, la foto del acuerdo se puede
descargar de cualquier página de internet. Ahí le pongo una copia.
El día anterior, el 1 de Septiembre, se había conmemorado el
primer aniversario de la entrada en vigor del RD 16/2012, el que define por vez
primera la atención de salud como un privilegio propio de los asegurados y no como
un derecho de las personas, dejando fuera de la asistencia sanitaria a más de
800.000 personas. El SNS les ofrece a cambio suscribir un seguro básico de
atención por un mínimo de 160 euros al mes. Sí, precisamente a quienes menos
posibilidades tendrán de poder pagarlo. ¡¡Mientras que en el colmo del cinismo
más soberbio el gobierno español propugna en todos los foros internacionales la
cobertura sanitaria universal! Es decir,
que al senegalés en Senegal le den asistencia sanitaria pública, mientras que
al senegalés en España se la quiten. Con
motivo del infausto aniversario la ministra Mato ha reafirmado varias veces su
apoyo a dicha ley. Como no podía ser de otra forma, habida cuenta de que eso de
sostenella y no enmendalla parece ser
la fuente de la que más gusta beber a los políticos de nuestro país. Al parecer no le ha llegado aún a la ministra
que firmó con usted el famoso acuerdo las mejores esencias del espíritu que según
usted dice lo impregna. La foto de usted, o sea la de todos los médicos, firmando a su lado, sí. Esa está para siempre en
las hemerotecas.
El gobierno de Madrid clama porque el nacional suspenda la
ley contra el tabaco en los casinos de su socio Adelson. Leyes adaptadas a los
intereses de nuestros amigos. El consejero de sanidad de esa Comunidad le exige
a usted que pida que perdón al presidente González por sus declaraciones, tan
acertadas, en el sentido de que Madrid pretende cambiar salud por dinero. La ministra
Mato reconoce que apoya la iniciativa del PP de Madrid y que busca la fórmula
para que sus amigos puedan saltarse la ley. Parece que aquí, ni el gobierno de
Madrid ni la Sra. ministra hayan sido alumbrados por la luz del pacto. Pero la
foto de papel dónde aparece la rúbrica de ella al lado de la suya, esa sí, esa
la tenemos en todos los discos duros de nuestros ordenadores.
El Ministerio de Sanidad ha decretado el copago farmacéutico
hospitalario para pacientes crónicos. No sé si son estas medidas a lo que
llaman “sostenibilidad” del sistema. En todo caso van contra la equidad y
contra la salud de los enfermos más vulnerables. Deduzco por ello que están
alineadas frontalmente contra lo que pretende el tan mencionado acuerdo. Parece
que no ha llegado al Ministerio aún lo mejor de la filosofía de los
planteamientos en que se fundamenta. La foto sí. Esa perdura en el recuerdo de todos.
Sospecho que usted está tan seguro como yo, como la mayoría
de nosotros, de que su acuerdo es papel mojado. Que de él solo quedará la falsa
e interesada sensación de que los profesionales sanitarios de España apoyamos
las políticas de este gobierno y del partido que le sustenta. Si le digo mi
verdad y con todo respeto, para representar
mis intereses profesionales yo prefiero a alguien que anteponga sus intereses
personales a una persona con tan buenas
intenciones como las que usted derrocha. Al malintencionado le ves venir, al incauto no.
Este siempre te pilla desprevenido.
La evidencia nos demuestra que sólo es posible detener estas nocivas políticas enfrentándolas en la calle o en los tribunales, aunque sé que me
recomienda esperar para ver los resultados del pacto. Como le he demostrado
hemos empezado muy mal. Pero voy a concederle el beneficio de la duda aunque me
cueste mucho. Le propongo algo si a usted le parece bien. Dentro de un año,
hacemos una evaluación del impacto de su pacto en las políticas del gobierno.
Si quiere le encargamos la tarea a una comisión independiente. Pero, eso sí, si
como parece de lo dicho no habrá nada y sólo quedará para la posteridad la
desafortunada y mendaz foto, entonces, usted cede el paso a otro. Nos
conformaremos con que venga con algo más de realismo y un poco menos de
credulidad.
Atentamente,
José Manuel Díaz Olalla, Colegiado en Madrid
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