Manuel Díaz Olalla
Ateneo de Madrid, 26 de noviembre de 2024
Las clases más favorecidas desplazan en el territorio a las demás a base de incrementar el precio del suelo y, por tanto, de la vivienda. Es la teoría de la segregación urbana que explica que la población en las ciudades se halle distribuida según la variable socioeconómica, en sentido general. Compréndase, además y según se desprende del esquema anterior, que el territorio es un factor de desigualdad con entidad propia, cuyo efecto no es solo la suma de los demás factores (clase social, por ejemplo) que se distribuyen de modo diferencial en él, sino que tiene entidad propia e independiente. De alguna manera, esta evidencia contrastada en múltiples análisis, aporta argumentos a quienes rechazan la validez de la llamada “falacia ecológica”, llevándonos a plantear que nadie puede ser una isla en el entorno en que vive y que, por encima de características individuales, el efecto de lo que le rodea (“el vecindario” en términos de la teoría multivariante) determina también la salud y la calidad de vida. En el siguiente gráfico se observa cómo en esta ciudad, en 2021, en los distritos de mayor desarrollo es 4 veces más frecuente la presencia de hogares de clase social favorecida que desfavorecida (razón de 0,25), situación segregadora que viene agudizándose en los últimos años pues en 2013 esta relación era de 1 de cada 2 (0,54).